martes, 27 de octubre de 2009

Pokhara nos atrapa


















Seis de la manana, suena el despertador, por fin abandonamos Katmandu, tras siete horas de viaje en un autobus llegamos a Pokhara, un lugar idilico situado alrededor de un enorme lago y rodeado de los Himalayas. Encontramos un hotelito a las orillas del lago, el View Point Lodge, y alli nos instalamos.

La ciudad nos recibe con la celebracion del Deepawali, una fiesta religiosa, similar a las navidades nuestras, que dura varios dias, las hermanas regalan a los hermanos y viceversa. Ademas la calle esta llena de gente bailando, en cada esquina hay un grupo, unos bailan estilo hip hop a lo Bollywood, otros bailes mas tradicionales. Angel se integra total en la fiesta y acaba haciendo unos solos de bateria que sorprende tanto a los locales como a mi.


Aki en Pokhara se puede hacer de todo ( o casi de todo), parapente, bicicleta de montana, vuelo en ultraligero, rafting, Kayaking, trekking y lo mas original, dar un paseo en barquita remando en las tranquilas aguas del Phew Tal. El poco espiritu de riesgo de Monica hizo que nos decantaramos por esta ultima y acabaramos remando el lago de lado a lado, eso si disfrutamos como enanos.

Angel me abandona y se adentra en el Rio Sagrado el Kali Gandaki, tres dias de aventura bajando las bravas y gelidas aguas del Rio, vuelve encantado, eso si con un resfriado que nos tiene aqui atrapados. La expedicion la compone un grupo de lo mas internacional, desde japoneses hasta unos de Vitoria. El rafting dura tres dias, y dos noches, durmiendo en las idilicas playas de arena blanca a la orilla del sagrado rio, que nada tienen que envidiar a las playas del Caribe, rodeados de exhuberante vegetacion, viendo por el camino familias de monos, langures y algun que otro muerto flotando por el agua, todo es Sagrado en Nepal.



Katmandu me mata





















El aterrizaje en Katmandu fue un poco forzoso, el jet lag, las nuevas sensaciones y la falta de sueno hicieron que un espabilado nepali se nos acoplara en el taxi, y terminara llevandonos a un hotel, en el centro de Thamel, una de las zonas mas turisticas y ruidosas de la ciudad, donde apenas pudimos echar ojo.

Caminar por las estrechas calles de Katmandu, es todo un poema, taxis, motos, bicis, turistas, ricksaws, y locales conviven en menos de dos metros de ancho, todo esto con una musica de fondo de miles de bocinas.

Abandonamos Thamel y nos trasladomos a Durbar, el casco historico donde se encuentra el legado mas espectacular que Katmandu guarda de la arquitectura tradicional, encontramos un hotelito situado al lado del templo donde vive la Kumari Devi, una diosa viviente de verdad, que apenas tiene cuatro anos, nos quedamos impresionandos con esta tradicion. A la pobre nina la tienen encerrada en un templo hasta que le viene la regla, que es cuando deja de ser diosa para convertirse en una simple mortal.

Tras pasar un par de dias soportando el ruido y la polucion de Katmandu, descubrimos un autentico remanso de paz a las afueras de la ciudad, Bodhnat, es un centro religioso donde vive la poblacion tibetana de exiliados en Nepal y que cuenta con una de las mayores stupas del mundo. Al atardecer monjes y locales paseaban alrededor de la stupa mientras iban recitando mantras. Nos encanto Bodhnat.






sábado, 24 de octubre de 2009

Volando voy






Empezamos a comer curry picante ya en el avion, la aclimatacion no habia hecho mas que empezar. Hicimos escala en Londres, en una terminal abarrotada de multiculturalidad, nuestro siguiente destino Delhi, el vuelo se nos hizo muy corto, siete horas, pudimos echarnos una buena siesta, gracias a las gafas opacas, obsequio de la compania. Nos desperto el olor al desayuno... arroz con curry y cafe.
A punto de aterrizar llamaron a Angel por megafonia, no sabiamos si le iban a detener o a ensenarle la cabina del avion, al final ni una cosa ni la otra, era simplemente que nos esperaban en tierra para poder hacer el transbordo sin entrar en India. Nepal ya estaba mas cerca.
El ultimo trayecto fue todo glamour, viajamos en primera clase, el curry era de lujo.
Aterrizamos en un aeropuerto austero, nada que ver con la Terminal 4, Por fin Nepal estaba a nuestros pies.